¡Encantada de conocerte!

Noëlle, 29 años. Artista de manos pequeñas. Madre de plantas y de un perro llamado Ficus. Ilustradora, diseñadora gráfica, fotógrafa aesthetics y bloguera desde la cuna.

¿Qué quieres leer?

La persona más afortunada del mundo



Jo. Os habéis pasado. Y mucho. 

Un vez más puedo decir que he tenido el mejor cumpleaños de mi vida, y eso para mí era algo impensable hace tan sólo un par de años. Antes, el día de nacimiento era un día más o un mal día. Un día más porque, con las navidades tan relativamente cerca (sin contar con la crisis de hace más de cinco años que me deja sin navidades también *tirando confeti irónico*), pasaba un poco sin pena ni gloria por la dichosa cuesta de enero (el frío no sólo te hiela la sangre sino también el monedero). Un mal día porque a veces he tenido la desgracia de coincidir en el calendario con una cirugía grave (dos años, manda huevos) o, incluso, con el fallecimiento de quien más he querido.

He tardado mucho en desear celebrar mi día. Como hace la mayoría, como alguien normal. El año pasado fue la primera vez en mucho tiempo que volví a tener esa ilusión, y el resultado fue increíblemente bueno. Este año, sinceramente, estaba un poco más... triste y deprimida en cuanto a expectativas. Sé que tengo amigos maravillosos y sobre todo un novio fantástico, y sé que parecía ilusionada publicando deliberadamente la lista de cosas que quiero para este año pocos días antes; pero la verdad es que no estoy pasando por un buen momento. Bueno, he pasado cosas peores, pero eso no te hace más fuerte (como muchos creen erróneamente) ni te da una armadura mágica que te protege de las cosas malas. A mí al menos las cosas malas me empiezan a desgastar; es la palabra más adecuada, "desgastar". Así es como me siento: "¿más cosas malas? ¿MÁS?". Entre este mal momento (de varios meses y que, por ahora, no mejorará pronto) y que lo que más quería en el mundo para el día de mi cumpleaños era imposible... Y no, no hablo del portátil de 900 euros. Creo que hasta el último minuto aún tuve la ínfima esperanza de poder ver a mi mejor amigo el día de mi cumpleaños. Pero es imposible. Ya hace más de medio año que no le veo y el vacío que siento no se puede llenar ni con todos los regalos del mundo. Tampoco pude ver a mi mejor amiga, y aunque hace menos tiempo que no la veo la extraño muchísimo. Sé que es parte de la madurez aceptar estas pequeñas cosas de mierda de la vida; una bola que masticas y masticas pero que cuesta mucho de tragar. Pero aún sabiendo que "es lo que hay y pronto todo mejorará" no siento que el futuro pueda garantizarme nada bueno y me derrumbo en el presente.

Aún así, aún con todo en contra, lo habéis conseguido. A pesar de tener un gripazo encima. El mejor regalo al cumplir 22 años ha sido descubrir que soy la persona más afortunada del mundo. Afortunada en amigos que valen oro y que se han esforzado mil en hacerme feliz: me han hecho más regalos que en toda mi vida, regalos preciosos y que creo que ni caben si os los pongo por aquí (aunque próximamente haré un esfuerzo y os reviento a fotos para presumir) y me lo han hecho pasar súper súper bien. Afortunada también en esos amigos, amiguísimos, que estaban lejos pero aún así se acordaron (y mucho) de mí: por todas las redes sociales que existen, cantándome por WhatsApp y enviándome un regalo y una carta absurda (que me hizo llorar más de una vez). Y sobre todo afortunada porque tengo el mejor novio del mundo. Ahora en serio; sentados en la mesa, ropa gris y un vaso de agua, mirando fijamente: mi novio es la mejor persona que existe en el mundo. Al menos para mí. No sólo fue el arquitecto de todo un día precioso para que fuera la chica más feliz del universo sino que encima él solito se lo curró muchísimo escondiéndome los regalos y poniéndome a prueba para encontrarlos, todo esto con mi corona de princesa para sentirme como siempre me había querido sentir en mi día: especial. Y él lo ha conseguido, un año más (no debe ser casualidad que, dos cumpleaños con él, dos cumpleaños increíbles) me ha hecho sentir que de verdad todo puede ir bien, que todo irá bien. Sé que será así mientras siga teniendo a personas tan bonitas en mi vida. Al soplar las velas (y las soplé en dos ocasiones) pedí lo que más deseo del mundo, y os lo chivo porque sé a ciencia cierta que se hará realidad: Quiero estar rodeada por las mismas personas todos los años mientras viva. No quiero perderos. No me lo voy a permitir.

Sois los mejores, todos y cada uno, gracias por todo. 
Gracias por TANTO.




P.D.1: Sí, podéis hacer click y ver en grande mi absoluta cara de felicidad. Entre los regalazos de este año (que os habéis pasado y muuuucho) hay una Nintendo 64. ¡UNA NINTENDO 64! Llevo un vicio importante al Super Mario 64, ya tengo 23 estrellas *y cero productividad en otras cosas*



P.D.2: No podía faltar esta foto porque esta personita (la que señala al pato conmigo porque actualmente es igual de vieja que yo) me ha escrito unas palabras preciosas en su blog todavía más precioso y quiero que paséis a leerlo si tenéis un momentín. Me vuelvo a emocionar sólo de pensarlo, aix.

En serio, os quiero. Mucho.

Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *