¡Encantada de conocerte!

Noëlle, 29 años. Artista de manos pequeñas. Madre de plantas y de un perro llamado Ficus. Ilustradora, diseñadora gráfica, fotógrafa aesthetics y bloguera desde la cuna.

¿Qué quieres leer?

La caja

Como os dije en la entrada de "Postales a Joana"... yo tengo una caja. A priori podríais decir que es una caja barata de los chinos pintada de blanco y forrada con una tela vieja... y estaríais en lo cierto. Pero es mucho más que eso. Es más que una caja, es LA caja.

La caja fue el resultado de un proyecto de bachillerato en el que teníamos que expresar un sentimiento en formato "caja". Esta caja es "cariño".



Para mí supone muchísimo abrir la caja en público. Bueno, de hecho tuve que exponer el proyecto delante de toda la clase así que no será la primera vez. Abrir esta caja es... como desnudarme. Emocionalmente. Algo un tanto peculiar para un "robot" desconfiado e introvertido como yo. Pero quiero hacerlo, quiero abrir la caja. Quiero que conozcáis un poco más a la persona que tengo encerrada dentro. Y, ya de paso, quiero viajar al pasado para recordar la persona que soy.



La caja no está custodiada por un dragón (aunque su contenido es de un valor incalculable). Se encuentra en mi salón, bajo el culo de una Polaroid.



La pinté de blanco y la forré con una funda de colchón rosa un tanto antigua. Antes estaba en la cama de mis padres pero con los años fue relegada a envolver las cajas de encima de los armarios para que éstas no cogieran polvo. Esta tela me recuerda a mi hogar.

Ah, por cierto. La caja es una metáfora de mi corazón, por si había algún lector despistado. Así que sí, se avecinan moñerias. Y puede que mi corazón se estruje un poquito a la par que las letras. Venga va, la abrimos...




¡Está abierta!

Como ya os comenté en la entrada de las postales, dentro de la caja guardo un montón de tesoros. Desde cartas, postales y felicitaciones varias hasta el envoltorio del primer café con leche que me tomé con mi mejor amiga. Todo. Es decir, que en vez de "cariño" esta caja también podría llamarse "Diógenes". A continuación os mostraré algunos de mis tesoros: los hay que hablan por sí solos y también los hay que van de la mano de una historia digna de contar.



Aquí podemos apreciar un montón de cartas y sobres.



Esta hoja de libreta es en realidad una felicitación de cumple; de Núria (Ene al teclado)




Otra felicitación. Esta vez por parte de mi familia (padres y hermano). A mi madre le hacía especial ilusión mis 15 años (por ser los de la "niña bonita") y se lo curró a lo grande. Me encanta la letra de mi madre (véase en el 24 de enero).




Recordatorios de visita de cuando me pusieron y quitaron los brackets respectivamente.



El billete de Cercanías que utilicé cuando fui a ver a mi amiga Patri, de Madrid a Fuenlabrada.



El corcho del vino que nos bebimos en Francia junto al queso más apestoso y delicioso del mundo...



...y el recibo del hotel donde estuvimos.



Trípticos varios: KFC francés y mi primera vez en Port Aventura.



Una pinza para el pelo que usaba de pequeña. Tenía varías y de muchos colores. Creo que sólo ha sobrevivido ésta.



Recortes de papel de regalo de las primeras navidades con mi familia política. No me esperaba ningún regalo y hacía años que no tenía navidades (por culpa de la crisis) así que casi me muero de la ilusión.



La primera prueba de impresión de mi proyecto de final de grado. Lo podéis ver aquí y aquí.



Jajajaja un post-it de mi madre. Le había pedido dinero (6,50 €, y no recuerdo para qué). Al final me encontré el dinero junto esta nota de "llorona".



Y un post-it que me dejó mi hermano enganchado en el corcho una vez que pasó por casa y yo no estaba.



Momento romántico: en nuestra primera cita, mi novio y yo vimos El puño del dragón, de Dragon Ball, porque antes de quedar hablábamos de que era nuestra película favorita de la infancia. Años después, haciendo limpieza, se encontró esta canica de Tapión (de la película) y, aunque fuera un recuerdo valioso de su infancia, me lo regaló para que estuviera conmigo. Aunque bueno, ahora vivimos todos juntos: nosotros y la canica.



Otra cosa bonita: el primer jarabe que me compró la primera vez que estuve malita estando con él. Vino expresamente a traérmelo.



Este plástico roto también es un recuerdo bonito (aunque parezca basura): era fin de año y mi novio estrenó una mochila que le habían regalado sus padres por Navidad con tan mala suerte que la pilló con la puerta del coche y reventó esta pieza. Le supo taaan mal... porque de por sí mi novio cuida mucho las cosas y le entristece verlas rotas o inservibles. Pero yo le saqué la tristeza de encima; le arreglé la mochila con un plástico de otra que yo ya no usaba, lo cosí mil veces (y aún dura el invento) y... me quedé la pieza rota.



Detalle de cositas pequeñas: una púa de mi primo, el guitarrista. Dos monedas de cuando fui a Londres con 18 añitos...



Cucharillas de zampar gofres en la deliciosa Giovanni de Portal del Ángel (una parada indispensable cuando paso por el centro de Barcelona)



La pulsera de cuando estuve ingresada en el hospital en 2013 por pielonefritis (infección en el riñón). Fue una experiencia de tres días para el olvido, y a la vez inolvidables.




Probablemente uno de los tesoros más importantes de mi caja. Pertenecía a la persona más increíble del mundo. Durante 17 años, aún sin serlo, me quiso como si fuese su nieta. Y yo le querré siempre como mi abuelo. El día que se fue, su familia se lo llevó todo. Todo. Incluso el marco pintado con acuarelas y con conchas enganchadas que le hice de pequeña. Se lo llevaron todo excepto este mechero. Él fumaba; porque nadie es perfecto, ni siquiera alguien tan perfecto como él, y tenía múltiples mecheros. Pero este mechero lo odiaba porque cada vez que lo encendía sonaba una musiquita estridente y se iluminaba. Decía que "se chivaba" de cada vez que fumaba. Ahora ya no se enciende por más que lo intente... pero no importa.




Una "bandera" de Nirvana que solía ser una camiseta de mi mejor amigo. Me la regaló al poco de conocernos. Antes olía a él, ahora huele al aroma de "mezcla de recuerdos" que contiene la caja.



Un billete de Rodalies; un trozo de cartón arrugado y... probablemente lo más doloroso de esta caja. Es el último billete que utilizó mi mejor amigo, antes mencionado, para ir de Terrassa a Sants, coger un tren y mudarse a Almería donde, a día de hoy, sigue viviendo. 2013 tenía que ser, por supuesto... Le acompañé a la estación. Decidió que yo sería la persona que le acompañaría en esos últimos minutos antes de irse y me entregó el billete como regalo. Antes los usaba para vernos con frecuencia, casi cada semana. Ahora hará un año que no nos vemos y... bueno. Es como mi hermano, así que es una mierda llevar un año sin abrazar ni ver a parte de mi familia.



Caja-Inception: La caja donde guardo las entradas de cine. Porque, por supuesto, las guardo todas...




...aunque pierdan el color.



Vaya, parece que la hemos vaciado bastante, ¿verdad? Oh, espera... ¿Qué es lo que queda?




¿Y esa pequeña cajita? ¿Otra caja dentro de la caja?



Sí. Queda una pequeña caja dentro de la caja del "cariño".



En su interior se encuentra un cascabel. Veréis, en mi tierna adolescencia siempre llevé un cascabel en el cuello (soy una friki, el post-it de mi hermano no miente). He tenido varios cascabeles a lo largo de mi vida porque, llegado el momento, se lo entregaba a alguien especial para mí. Como si fuese la llave de mi corazón. Muchos de esos cascabeles, de esas llaves, de ese amor que entregué, seguramente han caído en el olvido. Incluso puede que en el odio. Otros sé que están a buen recaudo. La cuestión es que éste es el mío. Esta es mi propia llave de mi corazón. Mi propia muestra de afecto... para mí misma. Con el paso de las decepciones me he dado cuenta de que, aunque duela, no me arrepiento de haber entregado "en vano" una parte de mí. Lo hice de corazón. Pero no debo olvidar que, por encima de todos los cascabeles, tiene que estar el mío. No debo olvidar que me quiero. "Me quiero" y ese es el primer paso para querer a los demás.



¡Y ahora sí! La caja está vacía. ¿Creéis que son pocas cosas? Bueno, es que tengo más de una caja (obviamente). Guardo recuerdos de viajes, de citas en restaurantes, de risas en billetes de transporte, de emociones en películas, de monedas que nunca canjeamos a cambio de nada... Me gusta guardar con cariño todo esto, como si atesorase mi vida. Como si pudiese parar el tiempo.

Cuando estoy triste me gusta abrir esta caja y sumergirme en ella. Y en ellos.

Comentarios

  1. Uau, me he leído la entrada enterita, deleitándome en las fotos (blancura, cactus, ¡luces de Navidad! (por cierto, L O V E tu color de uñas (paréntesis inception))) y es curioso lo que me gustan este tipo de entradas, porque al fin y al cabo con esto te estoy conociendo, te abres para todo aquel que quiera leerte y yo he querido y me ha encantado (en parte porque yo también soy Diogener y me he sentido muy identificada). Es bonito navegar por los recuerdos de una persona que te transmite buenas vibraciones, incluso cuando los recuerdos son ácidos. No sé, estoy divagando un poco, creo que no tiene demasiado sentido lo que escribo jejeje.
    Además leerte me recuerda que a mi me encanta también escribir en el blog sin tener una temática fija, hablando de la vida en general y asi que a ver si encuentro tiempo (aaag) y lo actualizo un poco.

    Y hasta aqui el textaco de hoy :___)
    Besitosss

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que cuando casi acabas de conocer a alguien me siento un poco intrusa comentando en entradas tan personales, pero creo que si no lo hago me da algo. Me has hecho sentir muy tierna con esta entrada porque te has abierto y nos has mostrado cosas bonitas y tristes y muchos recuerdos que guardas con tanto cariño que me das envidia. Yo es que soy un desastre. Hay mil recuerdos por mi casa pero sin duda no en una caja tan bonita y tan organizados.
    Pero en serio quiero decirte que he disfrutado en esta entrada, no solo por conocerte sino por la forma en la que lo has contado.
    En fin, espero que guardes muchos más recuerdos alegres en esa caja y que cuando se te llene busques otra caja bonita más grande para guardar esta dentro y seguir almacenando.
    ¡Un besín!

    ResponderEliminar
  3. Jo, muchas gracias bonitas. Sois puro AMOR.
    ¡Mil besitos!

    :)

    ResponderEliminar
  4. ¿POR QUÉ TAN BELLA ESTA ENTRADA? Te mentiría si dijera que no me ha afectado un poquito, porque yo también tengo una caja. Una caja mucho más pequeña donde guardo recibos, notas, historias de amor que acabaron y resquebrajaron el corazón. Es cierto que sólo tengo una caja con cosas de mis dos exs, pero de verdad, me da tanta pena encontrarla y abrirla de cuando en cuando, tanta pena por todo lo vivido y que no se va a volver a repetir, nostalgia garrada al corazón por cómo era y cómo soy. Verme como una extraña cuando estamos hablando solamente de hace 6 años. AYS.
    Me encantan estas cosas, de verdad. Y gracias por traernos una entrada con tu caja y todo su interior, es precioso tener tantos recuerdos guardados.

    un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  5. ¿POR QUÉ ERES TAN BONITA WHILE? Yo también me siento una extraña cuando miro al pasado. Pero me encanta ser una extraña para mí misma. Gracias por aparecer en mi vida.

    ResponderEliminar
  6. Me ha gustado mucho la entrada, yo también tenía una caja parecida, pero después de tantas mudanzas he acabado teniendo varias cajitas de estas y cada una en una caja de mudanza más grande aun.
    Un saludo :)

    ResponderEliminar
  7. Literalmente he llorado con esta entrada. Has abierto tanto tu corazón (y tu caja) que era imposible que no asomara la lagrimilla. De verdad, gracias por meterme en tu caja Noelia, aunque sea de esa forma tan informal (la dichosa felicitación con hoja de libreta PORFA). Es bonito poder formar parte de algo tan grande que tienes ahí.
    El cascabel, sin duda, es lo que tienes que guardar para toda la eternidad. Eres una persona increíble Nuvi. Te quiero.

    ResponderEliminar
  8. Aix, ¡qué burras anoche llorando como magdalenas! ¡Si lloras tú lloro yo! ¿Cómo no te voy a tener dentro de La caja? Te quiero mucho N.

    ResponderEliminar
  9. Cuando leí la entrada quise abrazarte. Yo también soy de las que guardan absolutamente todo en cajas (las mías de zapatos y forradas más cutremente), desde fotos, entradas de cine... hasta escritos. Es algo que me llena muchísimo. Todo lo que guardamos tiene un valor especial y un sentimiento unido a él y eso hace que al guardarlo en la caja (y saber que va a permanecer ahí) nos sintamos más seguros, como en "casa". Y jo, es que me encanta. Me encanta porque eres de las mías y porque entiendo perfectamente todo lo que se siente al tener una cajita llena de cosas especiales.

    Un abrazo enorme ♥

    ResponderEliminar
  10. Yo también quiero abrazarte jejeje. Toda la razón del mundo, Nerea: esta caja me hace sentir segura y protegida. Me gusta saber que estas pequeñas cosas que tienen valor (aunque parezcan "basura", como envoltorios o tickets) no se pueden tirar porque están guardadas en la caja. Me ha encantado abrirla y compartirla con alguien como tú. ¡Un súper abrazo!

    ResponderEliminar
  11. Ay Noelia, acabo de leer esta entrada (sí, lo sé llego tarde...) y MADRE MÍA. No sé ni por donde empezar... Bueno sí, por lo mucho que me ha encantado este post, la caja y cómo has contado con tantísima pasión los recuerdos que hay detrás de cada uno de los objetos.

    Aunque yo no tengo una caja como tal, siempre he pensado que tengo un poco de "Diógenes" jajaja porque tengo guardados mil "pingos" en mil sitios diferentes. Cómo tu, también guardo las entradas de cine, algún que otro posits (en mi caso de cumpleaños) y, ... hasta pulseras de estas que te ponen en la barra libre de cotillones de nochevieja, finales de carrera y esas cosas... Pero eso si, lo que más me ha llamado la atención ha sido EL CASCABEL. *O*

    Me has dejado a cuadros con la historia porque... yo también he llevado un cascabel como ese durante toda mi adolescencia. (Aquí otra friki que dice hola! jaja) con la diferencia de que lo sigo llevando. Ahora ya no es de esos, sino que es uno más finito, de plata, pero es mi colgante inseparable y mi seña de identidad (de ahí el logo de mi blog jaja)

    Y después de este comentario kilométrico, solo me queda mandarte un abrazo enoooorme y darte la enhorabuena por haber sido tan valiente de abrir la caja y tu alma públicamente (que no es nada fácil). ;)

    ¡Un besazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Oh Vanessa! ¡Ahora entiendo lo del cascabel! ¡Qué casualidad! Muchas gracias por pasarte por una entrada antigua y contarme el significado de tu "seña de identidad". ¡Te mando un súper achuchón! ¡Besitos!

      Eliminar
  12. Mi niña preciosa. Me alegra que guardes ese billete de Renfe. Yo aún guardo los vuestros para venir a Madrid, y las cartas que me mandabas en mis cumpleaños. Te quiero mucho Noe.

    Tu panda madrileña.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *