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Noëlle, 29 años. Artista de manos pequeñas. Madre de plantas y de un perro llamado Ficus. Ilustradora, diseñadora gráfica, fotógrafa aesthetics y bloguera desde la cuna.

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Tercer día en Londres


6 de diciembre de 2016: Nos despertamos un poco más tarde, con más calma. Teníamos claro lo que queríamos hacer ese día y a la vez queríamos improvisar sobre la marcha. Lo primero fue descansar un poco del Underground y coger uno de los famosos buses de Londres para ir hasta Piccadilly.



Uno de los souvenirs que nos auto-regalamos en este tercer día.

Nos subimos al segundo piso, por supuesto. Cuesta creer que no vuelquen esos bichos con lo alargados que son. Y cuesta creer que no se maten constantemente en Londres con lo mal conductores que son absolutamente todos. Son rápidos, temerarios e imprudentes. ¿Que hay un pequeño hueco frente a un autobús de dos plantas? Pues me cuelo, y si frena en seco... que se joda. 

Al final conseguimos sobrevivir a la locura del trafico de Londres pero, vaya por Dios, no llegamos a Piccadilly. De repente el bus informó que terminaría en otro sitio. Acabamos en Oxford Street, unas calles por encima de Piccadilly... lo cual no fue un drama del todo puesto que queríamos ir a Oxford Street más tarde.



Estaba todo tan navideño y bonito... Las luces abiertas todo el día. El clima amaneció totalmente londinense: niebla por doquier. A cada lado de la calle lucían escaparates ostentosos de tiendas bonitas; como Gran Vía de Madrid o Portal de l'Angel de Barcelona.



Un gran descubrimiento fue Next. Me recordó un poco al H&M por su amplio catálogo: mujer, hombre, juvenil, accesorios, pijamas, deporte... ¡y decoración de hogar! Tenían de todo así que allí compramos un regalo para las mamis, unos calcetines para la menda (creo que es obvio que tenía que volver de Londres con unos calcetines nuevos) y las postales navideñas que enviaré este año (benéficas, by the way).




Después deambulamos por las calles para llegar, por fin, a Piccadilly. Por el camino vimos boutiques y tiendas de diseñadores importantes con un hombre trajeado en la puerta y la sensación de "aquí no me dejan entrar con mi chubasquero fucsia y mi cara de guiri". De hecho vimos un Rolls-Royce aparcado frente a una boutique de Chanel, esperando. Pero eso no es nada porque en cualquier calle de Londres no paraban de circular un Mercedes detrás del otro. O quizás de repente un BMW. Y mira, un Porsche.




Con una mañana de cotillear tiendas bonitas y comprar las primeras adquisiciones conseguimos llegar hasta Trafalgar Square, no sin antes conseguir en Piccadilly cosas que nos habían enamorado el primer día (como un vaso de chupito con una calavera que le hizo ojitos a mi novio). Entramos en el National Gallery y dimos un paseo por las obras que más me enamoran. Nos quedamos hipnotizados con Turner y a Àlex le encantaron los trazos de Canaletto. Pero lo que necesitaba ver otra vez en mi vida eran los Girasoles de Van Gogh (además de sus cangrejos).





Me encantan los grumos y pegotes que dan relieve al cuadro.

Y después de un largo rato de museo en el que las piernas te piden clemencia dimos por concluido el National y fuimos a por una bien merecida pizza al Pizza Hut. Bueno, no sólo una pizza. Era buffet libre de pizzas. Y de bebidas: ¡bebí Pepsi de Vainilla! ¡Qué deliciosidad!



Dejamos las compras en el apartamento y nos abrigamos un poco más porque en breves (a las cuatro de la tarde) caería el Sol (bueno, no se vio el Sol en todo el día por la niebla, pero ya me entendéis). Fuimos a otra maravilla comercial como es Covent Garden. Tanto las calles como el mercadillo estaban absolutamente navideños.





Covent Garden fue una pasada de luces, brillos y puestos artesanos. Me sentía como en un cuento de hadas.







Cuando absorbimos todos esos destellos volvimos a ir hacia Piccadilly Circus, como si fuese La Meca. Esta vez nos deleitamos con pasar un buen rato en el M&M's World. Mi primera vez en Londres, con dieciocho años, incluyó varias visitas al M&M's World porque me pareció lo más increíble del mundo. Son cuatro pisos de colores, dulces, dependientes súper simpáticos, merchandising... y sobre todo un olor irresistible a chocolate nada más traspasar las puertas.






Àlex nunca había estado en algo así y volvió a tener seis años al ver toda la gama de colores con la que podías llenarte una bolsa o vasito. Fuimos responsables y sanos y sólo nos hicimos con un vasito de M&M's de cacahuete de colores ingleses. Al pagar nos atendió Estefania, de España (hay más españoles en Londres que ardillas).






Aún me quedan M&M's porque me los estoy racionando como si fuese lo último que quedase de comida en la Tierra. En serio... ¡están tan ricos! Estábamos agotados a pesar del chute de azúcar pero... ¡justo delante habían abierto una tienda de Lego enorme! Debíamos pasar también por ahí.







Y eran quizás sólo las seis, y la noche absolutamente cerrada, pero yo estaba que me moría. Mis pies empezaban a acumular el dolor de tres días y volvimos al apartamento para reposar un rato. Al cabo de una hora (y, joder, son sólo las siete de la tarde) me recuperé y fuimos hasta el Buckingham Palace, a ver si la reina se enrollaba y nos invitaba a algo.



A eso de las ocho de la tarde Londres está bastante desértica. Sólo hay vida en los pubs donde ingleses trajeados están bebiendo una cerveza tras otra y acaban con la cara más roja que los cangrejos de Van Gogh. Me pareció gracioso observar que los pubs ponen un corralito en la entrada para que los que beben de pie y fuman allí no se salgan y molesten en la calle. Son ordenados incluso en eso.

Otra cosa que merece ser mencionada: las calles están súper limpias... y apenas hay papeleras. Cada vez que queríamos tirar algo era un... ¿pero dónde? Aún así apenas hay colillas (hay muchísimos menos fumadores que en España), o cacas de perro, o basura en general. Supongo que la base de todo es la educación. Ojalá aquí se enseñase a ser limpio y ordenado para que lo normal sea tener calles impecables.



El palacio estaba iluminado y divino, por supuesto. Había una ventana iluminada... creo que era la reina viendo Netflix o algo. El caso es que nos quedamos en la puerta pero fuimos felices igualmente.





Al no haber tenido banquete real para cenar optamos por un sucio y práctico Burguer King. Necesitaba una patata frita para felicitar a mi mejor amigo (aka Patata) por los treinta añazos que cumplía ese día. Nos comimos un Long Chicken que... sabía a pescado, pero bueno. Supongo que el aceite de rebozar sirve para todas las especies. Eso sí, las chips estaban deliciosas.



Y así concluimos un tercer día agotador, dulce y navideño. ¡Pronto llegamos al cuarto día que también incluirá el quinto y vuelta a casa! Stay tuned!

Spoiler alert: Camden Town (shopping x1000), Hyde Park, Pub inglés... y muchas ardillas.

Cuarto y último día

Comentarios

  1. Mi primera parte del comentario está patrocinada por la Gema que estaba haciendo tests de autoescuela antes de abrir tu entrada... ¡Pero qué clase de señales de tráfico son esas! La verdad es que me abruma pensar en conducir, más en londres, sobre todo viendo su señalización vial.
    Ya está, ahora vuelvo yo. Me he enamorado de los escaparates y las calles en navidad y me das la envidia de mi vida. La National Gallery a mi me enamoró cuando fui, y también me pasé un buen rato mirando a Turner, aunque no tanto a Van Gogh. Y me encanta la cara de tu novio cuando le sacaste la foto con el vaso de M&Ms en la mano. Es como felicidad absoluta.
    Me alegra que lo pasaseis tan bien, se nota que disfrutaste.
    ¡Un besín!

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  2. ¡Qué envidia! Tengo muchas ganas de ir a Londres, pero nunca parece ser el momento. Todas las fotos están preciosas y estoy segura de que todo está allí decorado precioso por la Navida. Tengo que reconocer que lo que más envidia me da es lo de los M&Ms porque soy una adicta. Cuando fui a Nueva York el año pasado, fuimos también a la tienda de M&Ms y me puse las botas jajaja.

    Se nota que lo habéis pasado genial, estoy deseando ver el cuarto día jaja.
    ¡Un beso enorme!

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  3. Sigo esperando pacientemente a que aparezca esa foto que tanto me gusta a lo Joey :)
    por qué es londres tan bello, ains, qué recuerdos!

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  4. Me gusta tanto leer vuestros comentarios... No os podéis hacer a la idea :D
    ¡Gracias por el amor!

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