¡Encantada de conocerte!

Noëlle, 29 años. Artista de manos pequeñas. Madre de plantas y de un perro llamado Ficus. Ilustradora, diseñadora gráfica, fotógrafa aesthetics y bloguera desde la cuna.

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Una cita con el mar

Mar de febrero, vino blanco junto a las olas y paseos de 8 kilómetros por la arena.



Culpabilizar a la víctima



No, no es tu culpa.

Hemos normalizado actitudes machistas, retrógradas, clasistas, homófobas, racistas... Hemos normalizado, nosotros como sociedad, un sinfín de actitudes que alimentan a verdaderos monstruos. Es nuestra responsabilidad poner fin a esas "bromas" que no tienen gracia, a esos comentarios de "cuñao" que buscan el humor a costa del sufrimiento ajeno... Es nuestro el poder de decir "basta" y no tolerar ninguna agresión, física o verbal, que estemos presenciando. Si eres testigo no seas cómplice. Y tu silencio es cómplice.

Hoy quiero centrar esta responsabilidad en un tema que me hiere como un puñal candente: culpabilizar a la víctima, o victim blaming. Es una semilla que nos han plantado desde pequeños. Nos han educado con "es tu culpa por hacerles caso" o "no te dirían nada si no vistieras así". Hemos normalizado esas frases como un paternalismo adecuado y correcto y el fruto de esta semilla es algo que pudre cada día más nuestro entorno.

Un año bajo el mismo techo



Llegamos con lo puesto: dos sillas, cajas de libros, maletas con ropa, una cama recién comprada y mucho amor. Hace un año llegamos y desembarcamos en nuestro primer hogar juntos. Nuestro primer nidito.

Nuevo toque de color



¡Hola, hola! Hoy os traigo una review capilar (hacía años que no hablábamos del tema por aquí). No es ningún secreto que yo me tiño. Mi base es rubio-oscuro/castaño-ceniza; color que aborrecí mucho ya que mi piel es blanca hasta confundirse con la cal. Desde los 16 años he estado dando color a mi cabeza con tal de parecer menos "gris" y he probado mil y un inventos, incluido el rosa pastel el pasado verano (mi favorito pero que cuesta horrores de mantener).

En la última review de este estilo os hablaba de un baño de color rubio ámbar que utilicé muchísimo. Después pasé a comprar tintes a una tienda de productos de peluquería. Bueno, miento, mi madre compraba los tintes y me los aplicaba. Pero cada vez estaba más harta del "tinte", del olor penetrante que irritaba mis ojos y de que en sólo un par de semanas estuviese más rubia que pelirroja.

Reseña: Lo que aprendí de mi pingüino



¡Hola, hola! Hoy os traigo una reseña y muchas ganas y propósitos lectores para 2017. Aunque soy una apasionada de la lectura reconozco de que en 2016 no he leído tanto como desearía. A veces es por falta de tiempo (lo cual es una excusa porque la cuestión es organizarse y encontrar un hueco para todo) y otras veces por falta de ganas, de sentir el cosquilleo en los dedos de querer pasar hojas de papel.

Soy muy de engancharme a los libros y fundirlos en pocos días (una kamikaze que ha sacrificado horas de sueño por "un capítulo más" sin fin). Y aún así, aún leyendo rápido, aún devorando letras, no he leído casi un carajo en 2016 y eso es algo que quiero cambiar y remediar para 2017.

He empezado enero devorando (literalmente) a un pingüino. "Lo que aprendí de mi pingüino" de Tom Michell lo compré el pasado Sant Jordi por la portada, que es preciosa, y porque incluye la palabra "pingüino" en el título, que es sinónimo de calidad. Aunque había empezado a leer alguna página se quedó en mi mesilla de noche intacto durante indecentes semanas. Por mala organización, en serio, y también puede que la culpa sea de que tengo demasiados hobbies y algunos se comen el tiempo de otros (videojuegos, cofcof). Pero por fin, y bajo las garras de la gripe, me apoderé del libro y de una manta y en dos días concluí mi viaje pingüinal por Argentina.

Birthday Haul: Primer capítulo

¡Hola, hola! Como ya sabéis hace unos días fue mi cumpleaños. Quería esperarme a celebrarlo con todas las personas de mi entorno para hacer esta entrada (me falta mi mejor amiga y otro grupo de mis amigos más queridos) puesto que este año, a pesar de decir "no haré nada", parece ser que tengo un cumple gitano que dura un mes. Pero me es imposible, físicamente imposible, esperarme a terminar todas las fiestas para empezar a enseñar y hablaros de los regalos. Y de ellos.

¿Qué ha pasado este año? En serio. Creo que esta situación te resultará familiar, querido lector. Hay cumpleaños en que los astros se alinean y todo sale redondo: se acuerda de ti todo el mundo, te hacen regalos increíbles que no te esperabas, todo el mundo está disponible y con ganas de quedar contigo, no hay ninguna baja en las fiestas... Y, sin venir a cuento e incluso consecutivamente, hay cumpleaños en que todo se va a la mierda. El año pasado tuve uno de esos cumpleaños que, bueno... "está bien", pero realmente no lo pasé muy bien por cosas que no vienen a cuento puesto que el pasado, pasado está.

Pero este año, y dado a muchas circunstancias, tenía cuello abajo que "no haré nada". Soy una persona optimista y procuro ver el lado bueno de las cosas. Sí, al igual que las navidades, cada cumpleaños falta más gente... qué me vas a contar si incluso he perdido a quien más he querido entorno a la fecha de mi nacimiento. Pero por los que están siempre hay que guardar un buen pedacito de ilusión para compartir y contagiar. Aún así, este año tenía ilusión por cumplir 24 años el día 24 y a la vez me mostraba reticente a la hora de "tirar confeti".

Y gracias a que estoy rodeada de personas increíblemente generosas que me han dado todo su amor (y más) pues... he acabado comprando confeti. Literalmente.


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