Hoy os traigo una review de una gama de productos que, a pesar de llevar relativamente poco tiempo de convivencia con ella, ya se ha convertido en una de mis mejores amigas.
Living Proof
Os sonará de una lejana entrada de hace medio año en que ponía a Dios por testigo de que acabaría adquiriendo un champú de Living Proof, la marca de la que mi adorada Jennifer Aniston es co-propietaria. Pues bien, las pasadas navidades mi mami, que me quiere y que se ha comido las mil millones de indirectas sobre mis ganas de tener el dichoso champú, me regaló un pack genial de Living Proof. Concretamente la colección de full (volumen).
¡Oh! ¡Dioses de todas las pelambreras del mundo! ¡Qué descubrimiento! Sé que su precio es 25 veces más caro que lo que me solía gastar en champús de marca blanca de la conocida cadena de supermercados con hilo musical pegadizo, pero lo vale. Vale la pena. Tengo el pelo mejor que nunca, 25 veces más eficaz que usando las mil millones de cosas que he probado en mi pelo fino, débil y clarito.
La colección de full (champú y acondicionador) me fue de perlas, pero por alguna razón la siguiente tanda (cumpleañera de enero, guilty, jeje) mi madre me pilló la restore y bueno, no sé, es que me siento igual de bien en cada lavado. Suavidad, cuerpo, brillo, aroma... ¿Moraleja? Lo barato sale caro (lo sabéis y lo sabemos) y aunque soy la reina del ahorro (una auténtica rata catalana) en algo tan delicado como mi cultivo capilar no volveré a escatimar ni un céntimo. Tengo una melena digna de Jennifer Aniston, más sana que nunca, y me encanta (aunque ya toca tinte, sorry por la "rubiez" excesiva).
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