¡Hola, hola! Lo prometido es deuda y hoy, 22 de agosto, ya estoy por aquí. Me he sacudido el salitre del pelo (decoloreado por el Sol) y ahora el cielo azul lo vuelvo a ver a través de la ventana de mi oficina. Han sido unas vacaciones breves de completa y absoluta desconexión: nos hemos bañado en el Mediterráneo, acumulado horas en la Nintendo Switch, reído junto a "Aquí no hay quien viva" (un clásico veraniego), absorbido sangría cual esponja e ingerido comida deliciosa como nutrias. Y también hemos llorado; hemos sentido el dolor y el terror sacudiendo la ciudad que me tiene enamorada... nuestro hogar.
Fotografía analógica de Plaza Catalunya, 2011
Se me hace difícil escribir y plasmar unos sentimientos que me tienen revuelta desde hace cinco días, y a la vez siento que estoy en deuda conmigo misma y mi amor por Barcelona. Temía que llegara un 17 de agosto como el que llegó, tenía miedo de los monstruos que no sólo se asoman en las pesadillas.
Justo unos días antes paseé por las Ramblas con mis padres después de hacer unos trámites en el Registro Civil. Eran las dos de la tarde y había tanta gente que tuve que pararme en más de una ocasión para rescatar a mi madre de entre la muchedumbre. Las Ramblas siempre han sido así desde que tengo memoria y mis pies las pasearon por primera vez: mucha gente, mucho ruido... y tan bonitas que no puedes dejar de visitarlas. Han sido el punto de reunión de muchos encuentros, el peregrinaje obligatorio para disfrutar de flores, animales (antaño) y dulces. Te inunda el olor a caramelo y tus oídos pueden captar cientos de idiomas a tu alrededor; voces alegres y brazos que alzan sus objetivos para inmortalizar ese kilométrico camino lleno de color.
Ahora está lleno de tristeza. Es una gran herida abierta en canal que ni el tiempo podrá cicatrizar del todo. Estas vacaciones en las que decidimos quedarnos en Barcelona, en casa, son dolorosamente inolvidables por esa angustia, esos nervios y ese pánico que nos sacudió cuando menos nos lo esperábamos.
Pero no tenemos miedo. No podemos tener miedo.
Barcelona es unión, diversidad, color, formas, alegría, sabores... Barcelona ha demostrado al mundo por qué siempre ha sido y será la ciudad de mi vida. Y lo seguirá siendo pase lo que pase.
Hoy toca volver a la rutina (bueno, al trabajo volví ayer pero me negaba a bloguear en lunes con toda la depresión post-vacacional) y os puedo decir, y digo, que las ganas están recargadas. Que hay que vivir, aferrarse a la vida y a todo aquello que nos hace felices. Me ha sentado de lujo desconectar de cualquier obligación y de las redes sociales, pero eso sólo ha hecho que ahora lo retome con más fuerzas que nunca.
Os dejo con notas más optimistas y llenas de luz, recordando ese mar imponente en el que he flotado horas y horas y algunas instantáneas robadas en el tiempo. Ni siquiera me he obligado a ser lo suficientemente productiva como para fotografiar con algo que no fuese mi móvil, pero espero que me lo perdonéis y que os abracen estos recuerdos de agosto tanto como a mí.
Mar, refugio, café con hielo, comida deliciosa y la mejor compañía.
La de siempre, como siempre.
Y, ¿vosotros? ¿Qué tal vuestras vacaciones? ¡Contadme!
Espero que hayáis descansado sobre un lienzo azul.
¡Qué bonitas tus fotos veraniegas!
ResponderEliminarMe alegra que hayas disfrutado de tus vacaciones a pesar de todo lo que ha pasado estos días, pero como tú dices, no hay que tener miedo.
Sin embargo, estos días tristes (muy tristes) te das cuenta de las personas que tienen humanidad dentro y de las que tienen muchas palabras y poca humanidad. No sé si me explico.
Me alegra mucho que hayas vuelto, y aunque hayan sido de unas vacaciones y ahora todo vuelva a ser rutina, cada vez que abro tu blog y paseo por aquí, me recuerda al verano. A vacaciones. No sé por qué.
abrazos infinitos ♥
Sí, te entiendo perfectamente... Muchas gracias por tus palabras y tus abrazos, me hace muy feliz que este rincón siempre se te antoje como un descanso. ¡Un fuerte abrazo! :)
EliminarEmpatizo mucho contigo porque adoro Barcelona desde la primera vez que la visité. Al final ha sido una ciudad que he visitado bastante y que seguramente en un futuro quiera volver a visitar, y me dejó totalmente rota. Al final no pude contener las lágrimas y eso que me pillaba de viaje. Estuve un par de días cabizbaja incapaz de entrar a Twitter sobre todo. Así que si eso lo viví desde "lejos", no me quiero ni imaginar la angustia y el sufrimiento de aquellas que lo vivisteis muy de cerca...
ResponderEliminarSolo puedo darte ánimos y de admirar la gran familia que siempre habéis sido los catalanes, a los cuales adoro; de sentirme realmente conmocionada por toda la unión, conexión y fuerza que tenéis. Me alegro mucho que empieces con las energías renovadas, porque es que para mí agosto siempre es un mes horrible y porque este año ha dado la casualidad que me he ido de viaje, pero es mi segundo viaje por lo que entiendo lo que comentabas también por Twitter de que la gente a veces puede ser muy cansina preguntando y restregando. En fin.
Seguro que las has aprovechado muy bien (de hecho para mí las vacaciones ideales significan eso: playa, desconexión del mundo, hobbies y mimos) y te deseo lo mejor en los madrugones de estas semanas.
¡Un abrazo enorme! <3
Fue horrible, la verdad. Hasta mi propio cuerpo reaccionó truncando mi salud por la mitad. Saber que perfectamente podías ser una víctima y, peor aún, que un ser querido podía verse en esa lista... Sentirte "afortunado" porque, por lo que sea, no fue así. Y aún así dolerte cada una de las personas involucradas, saber que hay víctimas tan jóvenes... Duele mucho que el hogar que tanto amas se vea envuelto en esto, la verdad.
EliminarMuchas gracias por todo el cariño, de verdad. Las vacaciones, salvo lo malo, han sido el respiro que necesitaba y tengo muchas ganas de mirar al horizonte para comerme el mundo. ¡Mucho ánimo para ti también con la vuelta a la rutina! ¡Un súper abrazo!
Unas fotos preciosas, como siempre :)
ResponderEliminarLo de Barcelona fue terrorífico, durante días no podía sacármelo de la cabeza, aún hoy se me encoge el corazón...
Hay que seguir hacia delante, sin miedo y con ganas, ¡qué llega septiembre y otoño! Y con ellos las sesiones de peli+manta ^^.
Besitos, preciosa :*
Muchísimas gracias Alba :) ¡Otoño es mi estación favorita! Tengo muchas muchas ganas, como cada año. ¡Un fuerte abrazo!
Eliminar¡Preciosas fotos!
ResponderEliminarOjalá la vida fuese tan brillante como el sol reflejado en el mar y no viviésemos episodios tan oscuros como lo ocurrido en Barcelona. Pero como bien has dicho, no hay que tener miedo porque eso es lo que quieren, hay que ser fuertes.
Es la primera vez que te comento, soy nueva por el mundo blogger pero he de decirte que ayer me leí tu blog prácticamente en un día, ¡es genial!
Un abrazo enorme de N a N <3
¡Hola N! ¡Qué bien tenerte por aquí! Espero que te esté gustando mucho este rincón, me hacen muy muy feliz tus palabras. ¡Un abrazo bien fuerte! :)
EliminarPuf... se me encoge el corazón al leerte, Noe... fue horrible para todos pero no me quiero ni imaginar para los que vivís allí. Me ha fascinado la fuerza y la unión que habéis destilado todos los habitantes de Barcelona, ha sido increíble.
ResponderEliminarYo me estoy autoconvenciendo de que lo último que podemos tener es miedo, pero es tan difícil...
Tus palabras y tus fotos (OMG ese panini de quesos!!!), como siempre, me encantan. Y espero que la depre postvacacional no sea mala y se vaya sin hacer mucho ruido.
un besazo y es genial tenerte por aqui otra vez!
Muchas gracias por tus palabras, bonita :) El tiempo empieza a hacer que la herida duela menos, y el cariño y la unión que nos envuelve hace que todo sea mucho más llevadero, así que ¡mil gracias! Ese panini (aquí lo llamamos "coca" aunque suene fatal jajaja) estaba QUE TE CAGAS y se llamaba "Adicta" y con razón. Hoy mismo ya me tienes por aquí otra vez, ¡un fuerte abrazo!
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