Lo decidimos un viernes por la tarde y en diez minutos ya teníamos destino. En pocas horas nos escaparíamos a la montaña, a los imponentes Pirineos: a La Coma, al Port del Comte, a Tuixent, a Sant Llorenç de Morunys... Tres maravillosos e inesperados días de caminatas, fotos, buenísima comida y buenísimo vino, jacuzzi, ping pong, futbolín, tranquilidad, fresquito y un cielo inmenso con incontables estrellas, lágrimas de San Lorenzo y una iluminada Vía Láctea sobre nuestras cabezas de enamoraditos.
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