Hace una semana estaba en Basilea (Suiza) a puntito de subirme a las nubes para volver a Barcelona. He tardado en poder hablaros de mis días alemanes porque nada más pisar España me he acatarrado cual cuerpo débil y vulnerable que no quería despedirse de Freiburg; pero aquí estoy, he vuelto.
Y ahora sé decir "ardilla" en alemán: Eichhörnchen.
Y ahora sé decir "ardilla" en alemán: Eichhörnchen.
Hice una encuesta en Twitter porque tenía mil dudas sobre cómo explayarme en este rincón para contaros la experiencia germana. Al final (ignorando los resultados, jeje, sorry) he decidido ir publicando a lo largo de esta semana diferentes entradas según la temática. Hoy os hablaré de lo vivido, los impactos e impresiones. Próximamente se añadirá a esta colección una buena dosis de fotografía extra, souvenirs y, lo más importante, la degustación gastronómica.
Porque si algo me llevo de este breve pero intenso viaje ha sido lo siguiente: verde, piedra, bicicletas por doquier, infinitos lagos, cerveza increíble y comida deliciosa. Pero ya salivaremos otro día, por ahora contemplemos el paisaje juntos.
Para llegar hasta esta encantadora ciudad alemana (con aspecto de pueblo antiguo y mágico) volamos hasta Basilea y, después de una hora de bus (y de tener los pies en Francia, Suiza y Alemania), ya estábamos en Freiburg. No sólo tuvimos unos vuelos increíblemente buenos (y un fin de semana con clima favorable) sino que puedo asegurar, y aseguro, que mi fobia a volar se ha evaporado en estas esponjosas nubes.
Lo que más me ha enamorado de Freiburg (además de la bananenweizen) han sido sus calles. Rodeada de frondosas montañas (de diferentes tonalidades) la ciudad se recorría a través de piedra atravesada por tranvías y canalones de agua. El impacto que ha quedado inmortalizado en mi mente es gris salpicado de flores de colores, envuelto en verde y con el rumor del agua como hilo musical.
Los niños jugaban con barquitos en esos pequeños ríos que tenías que saltar. Cuenta la leyenda que si un hombre tropieza y cae en esos canalones se casará con una mujer de Freiburg. Por fortuna para mí, Àlex no se cayó y este mes celebraremos cuatro años juntos.
Como os comenté en la despedida antes de emprender esta aventura, conocí a mi compañero de vida mientras él estaba viviendo en el lugar que hoy ilustra este rincón. Fue súper bonito para ambos volver a este sitio cogidos de la mano y que À. se reencontrara con Alemania y todos sus cambios; además de reencontrarnos con amigos cuyas manos alzaban medio litro de cerveza (porque, a no ser que pidas lo contrario, una cervecita es un vaso de medio litro).
Fue todo un placer tener un guía turístico (tan guapo) que me contara anécdotas y me descubriera sitios tan increíbles como apetitosos. Además también tuvimos la oportunidad de subirnos a un tren para adentrarnos en la selva negra y visitar Titisee, un pequeño pueblo muy turístico con un lago imponente (la playa en verano, la pista de patinaje en invierno).
Por cierto, fue asombroso ver que allí no necesitas validar billetes en el transporte público. Te subías al tranvía (eficientemente puntual), comprabas el billete (seis euros para todo el día) y te sentabas. Ni siquiera nos encontramos con un revisor. Allí las leyes simplemente se cumplen. El ambiente me pareció cómodo y agradable (supongo que tener el estómago tan contento influye bastante) y los precios eran muy similares a España. Nada que ver con la carísima Londres, ¡un viaje low cost muy recomendable!
Concluyo estas líneas (y cierro la primera etapa del recorrido) con imágenes del inmenso Titisee y Àlex y yo haciendo el borrico (no vayamos a faltar a las tradiciones). Espero que os haya gustado este formato de diario de viaje por temática; ni muy abrumador ni muy cortito. La próxima entrega será exclusivamente fotográfica con algunas de mis instantáneas favoritas llenas de más arquitectura mágica, detalles y naturaleza (y algún que otro retrato improvisado).
Stay tuned!
Auf Wiedersehen!
AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ME MEO CON LA FOTOGRAFÍA FINAL JAJAJAJAJAJAJAJAJA, tía, primero de todo y super importante, haces unas fotos preciosas, de verdad lo digo. Tienen una luz magnífica, y has provocado que de verdad me apetezca ir a Alemania, cuando a mí sólo me interesaba Berlín por el muro, y poco más. Es ultramegahiper bonita, y me alegro tanto de que te lo pasaras tan TAN bien y que disfrutaras.
ResponderEliminar(me encanta tu estilo de vestir, a todo esto, ¿para cuando puedo robarte el armario y tal?)
Tengo ganas de ver la gastronomía (cual gordeishion), pero me alegra que hayas hecho caso omiso a las plegarias de twitter (incluidas las mías) y lo vayas a hacer por temáticas, así lo tenemos todo más ordenado y se ve mucho mejor y sin saltarse cosas, porque de verdad que me ha gustado muchísimo esta entrada. Yo he estado en Francia (París) y Suiza (Neuchâtel), y recuerdo ambos sitios con mucho cariño, el primero salta a la vista porque soy una puñetera loca de pArís, ya te contaré por qué en el blog.
un abrazo enorme,
miles de besazos,
y estoy esperando impaciente la siguiente entrada.
♥
ya te contaré por qué en el grupo de whas*
Eliminar(que es muy pronto y yo ya no atino ni nah)
Jajajajajaja tus comentarios siempre son tan geniales como tú y es todo un gustazo tenerte por aquí (y en toda mi vida en general, te has metido como un virus que no quiero eliminar JAMÁS). Muchas gracias por tus palabras (¡tenemos que ir de shopping juntas!) y por todo el amor que me das ALWAYS.
EliminarAbrazo FUERTE.
Creo que, sin lugar a dudas, lo mejor de toda la entrada es la fotografía final. ¡Un aplauso para vosotros! 👏🏻
ResponderEliminarAhora en serio, aunque lo he dicho mil y una veces repito que me parecéis HIPER cuquis, la OTP por excelencia, y me alegro muchísimo de que hagáis cuatro añitos (¡y los que os quedan!)
En cuanto al viaje, ¿soy mala si digo que la fotografía que más me ha llamado la atención ha sido la de los patitos? No termino de entenderla muy bien pero me ha hecho demasiada gracia. Eso sí, debo reconocer que es precioso. Como te comenté un día, Alemania nunca me había llamado especialmente la atención, pero la cosa ha cambiado después de ver cómo hablas del lugar. Definitivamente, tengo que visitarla algún día <3
Verás, vendían un montón de chuminadas para jugar en los canales de agua: barquitos, patitos... Una tienda de souvenirs tenía ese montón de patitos nadando justo en el canal de la entrada. ¡Era súper cuqui! Vi a varios nenes con sus barquitos jugando y... aix. Gracias por tus palabras amor.
Eliminar(Recuerda que nosotras también somos OTP)
Qué gran descubrimiento tu blog! Y sobre todo, qué ganas de descubrir Freiburg.. lo apunto a mi lista de próximos viajes :)
ResponderEliminarhttp://www.chezbarbara.es/
¡Gracias bonita! ¡Un abrazo! :)
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