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Noëlle, 29 años. Artista de manos pequeñas. Madre de plantas y de un perro llamado Ficus. Ilustradora, diseñadora gráfica, fotógrafa aesthetics y bloguera desde la cuna.

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A 5 km del mar



Nos mudamos. Nos vamos lejos del asfalto y de los horizontes de cemento. Nos vamos a un lugar en el que son los árboles los que hacen cosquillas a las nubes, y no los edificios. Las cigarras sustituirán al rugido de las calles que nunca duermen. Nos vamos de Barcelona, de la ciudad en la que nacimos y en la que juramos permanecer hasta el último suspiro. Han cambiado muchas cosas últimamente, incluso mi miedo a los cambios.

Todo empezó hace ya un par de años. El Mediterráneo empezó a susurrarme con su canto de sirena. Aún tenía veinticinco años y no me olía la treintena, pero la rutina ya me quemaba en el pecho. Casa, trabajo. Trabajo, casa. Horas en transporte público para encerrarme bajo la luz desmoralizadora de un fluorescente. Soñábamos con la naturaleza de lunes a viernes y el sábado estábamos tan cansados de soñar que nos quedábamos dormidos. Y qué pereza coger el coche cuando es tu día de descanso, y qué madrugón tienes que darte para compensar las horas fuera de casa. Apatía, desidia. Renunciábamos al oxígeno y nos quejábamos de la falta de aire.

Poesía aparte, lo que realmente nos empujó a mirar fuera de la ciudad fueron los números. Yo, tan enamorada que he sido, soy y seré de Barcelona, sé cuál es su precio. Pagar toda una vida por un piso que me provoque claustrofobia no entraba en mis planes. Pensé, ilusa de mí, que llegado el momento sería más fácil. Que descendería esa cuesta llena de ceros que no hacía más que crecer (en algún momento tendrá que ir para abajo, ¿no?) o que por mi barrio obrero lejos del centro sibarita no sería tan caro. Qué bofetón de realidad cuando ves que sesenta metros cuadrados cuyas paredes negras albergan vida propia valen los mismos años de esfuerzo y sacrificio que una casa decente en un pueblo tranquilo.

El confinamiento nos dio el golpe definitivo. El empujón. Un empujón por las escaleras, pero un empujón al fin y al cabo. Nuestro perro perdía calidad de vida con paseos precarios y mañanas ajetreadas de teletrabajo que interrumpían sus veinticuatro horas diarias de descanso. Nos turnábamos para compartir el lengüetazo de sol que entraba por la ventana. Las paredes se iban haciendo cada vez más estrechas y los gritos de los vecinos de enfrente resonaban con más fuerza por el patio de luces.

En la primavera que nos robaron lo vimos claro: nuestro proyecto de familia no podía echar raíces en Barcelona. Aprendimos que la vida era demasiado corta como para posponerla.

Y fue todo tan rápido como lento. Tan fácil como complicado. Sin haberlo asimilado del todo, en una semana firmaremos las escrituras de nuestro nuevo hogar abrazado por el verde de las montañas. Viviremos en el sitio con el que soñábamos despiertos. Tendremos un limonero en el jardín y un horizonte de pinos por el que se asomará la luna cada noche.

Tengo en el armario el vestido rojo que vestiré cuando me entreguen las llaves de nuestro castillo y un manojo de nervios en el bolso.

Cuando vuelva a escribiros por aquí viviré a cinco kilómetros del mar y espero tener la suerte de que mi piel esté en su punto de sal. Ahora vivo a tres kilómetros, que conste. Pero no todos los azules tienen el mismo color.

Comentarios

  1. Qué bonito, me encanta cómo lo describes. Ya te dije cuánto me alegro. Espero que disfrutéis mucho de vuestro proyecto de futuro juntos 😊

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    1. ¡Muchísimas gracias Azucena! Espero que podáis venir algún día por casa, ¡ya os imagino compartiendo una barbacoa con nosotros! ¡Un besote!

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  2. Ayyyy ME ALEGRO MUCHO!!! Jardín, montañas, mar suena genial :)
    Te lo mereces muchísimo.

    Por aquí estaremos deseando ver House Tour.

    Un abrazo!!

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    1. ¡Muchísimas gracias bonita! Tengo mil ganas de enseñaros más y de que conozcáis el hogar definitivo vía house tour. ¡Será el mejor unboxing de mi vida! ¡Un abrazote!

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  3. No todos los azules tienen el mismo color dice, QUE LLORO.
    Barcelona será PRECIOSA peeeeerooooooooooo su playaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa deja mucho que desear, aunque en este año rarito me he caminado mi kilometro y medio para meterme en su agua turbia jeje

    De verdad que con no trabajar en la ciudad (o por lo menos 1) ya compensa muchísimo marcharse, me da pena infinita pensarlo y trabajando nosotros dos aquí tampoco salen los números ni las horas perdidas de transporte :')))

    Os deseo lo mejor en esta nueva aventura ¡Un abrazo enorme!
    Y date un bañito bien fresquito de agua limpia por mi.

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    1. Lloramos JUNTAS. Ay, ya sabes que es un tipo de vida muy diferente pero que compensa muchísimo. ESE MAR. Siempre que pases por allí tienes que avisarme (ojalá conozcas el pueblecito bien pronto). A lo mejor el día de mañana os aguarda alguna sorpresa y ya no dependéis del trabajo en ciudad, ¡a lo mejor os llama vivir en el NORTE o puedes estar cerca de mi azul! ¡Quién sabe! Muchas gracias por todo, Sonia. Pásate algún día para compartir una cervecita a orillas del mar.

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  4. Me alegro un montón por los tres, por este cambio tan importante y ojalá que dentro de poco puedan respirar tranquilos en su nuevo nido y desde ahí poder apreciar mejor todo lo bueno que está por llegarles.

    Un abrazo enorme 😊

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    1. ¡Muchísimas gracias! Estamos muy ilusionados con este cambio y ya es EN BREVES. ¡Un abrazote!

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  5. Pampezar, me ha FLIPADO el modo en que has escrito esta entrada. O sea, todo.
    Pacontinuar, estoy super feliz por ti, denverda que lo estoy.
    Paterminar, te tengo mucha envidia sana porque vivir en una casa, cerca del mediterraneo, y con naturaleza en la misma puerta es mi sueño (sin hipoteca, eso si).

    Y creo que ya está y que voy a volver a releer la entrada porque ha sido preciosa.

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    1. Jo, muchísimas gracias. Disfruté muchísimo "golpeando" el teclado para compartiros la feliz noticia. Espero que algún día puedas estar cerquita del Mediterráneo (lo de sin hipoteca ya es más complicado jajaja maldita sea). ¡Gracias por todo! ¡Un abrazo!

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  6. Enhorabuena! por haber dado el paso y por la nueva vida que os espera. YO algún día espero poder irme a vivir al campo también, es mi sueño, aunque de momento el trabajo de R nos lo impide...disfrutaré viendo tus fotografías. Un abrazo.

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    1. ¡Ojalá algún día podáis mudaros los tres al campito! ¡El tiempo dirá! Muchísimas gracias Leyre, espero acercarte el mar y la montaña a través de las fotos y las palabras. ¡Un abrazote!

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  7. Ay que bonito lo que escribiste! Me da mucho gusto por ustedes y ficus, muero por ver las vistas que tendrás.

    Nosotros vivimos a las afueras de la ciudad pero aún así soñamos con una casita en medio de la nada rodeada de naturaleza.

    Te mando un abrazo enorme hasta allá y mucha suerte con la mudanza!

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    1. ¡Muchas gracias! La verdad es que las vistas son preciosas pero no deja de ser una casita en el pueblo así que en medio de la nada no es jajaja estamos rodeados de vecinos y de mucha vidilla (pero significativamente menos que en la ciudad). ¡Gracias por tus palabras! ¡Ojalá tu casita rodeada de naturaleza llegue pronto! ¡Un abrazo!

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  8. Me encanta leer un sueño hecho realidad. Por fin podréis ser más felices, vivir mejor y más tranquilo.

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  9. Me ha inspirado muchísimo este artículo. Enhorabuena por el cambio y que todos los que vengan sigan siendo a mejor. ¡Un abrazo!

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