Hay un tema que siempre he querido tratar aquí, en mi rincón, pero no ha sido hasta hoy que he encontrado "el humor" para ello. Hoy os quiero hablar de bullying, de acoso escolar. De mi experiencia.
Siempre he pensado que no es ningún secreto que yo haya sufrido bullying en el colegio. No es algo que vaya pregonando, a la vista está lo que he tardado en sacar el tema por aquí (de hecho, odio las etiquetas y siento que de algún modo ahora me estoy etiquetando), pero me veo a mí misma y lo encuentro... obvio. Lamentablemente obvio. Un objetivo seguro. Empollona, friki/otaku, rara, de clase media baja... Encontraron motivos de sobras para meterse conmigo durante cuarto de primaria. Me han pegado, me han tirado del pelo, me han tirado objetos a la cabeza, me han puesto motes (durante años), me han insultado, se han reído a mis espaldas (y a la cara también), me han hecho el vacío, me han acomplejado físicamente, me han susurrado que "no tengo amigos" en medio de clase para que me echara a llorar y poder burlarse de semejante bochorno. Han provocado que deseara morirme antes de querer ir a clase. Y para muchos esto era, y sigue siendo, "cosas de críos".
Pocos profesores quisieron mediar, muchos ni siquiera parecían darse cuenta de la situación. Decidí no cambiar de colegio, pese a todo, porque entre todas las cosas que sentía no quería sentirme derrotada. Empecé primaria siendo una niña ingenua, alegre y extrovertida, y terminé secundaria siendo una persona completamente distinta (y contando los minutos que faltaban para no volver a ver a ciertas personas). Y no, no voy a decir eso de "gracias por haberme convertido en quien soy". No. Gracias de qué, a ver. Ellos y ellas nunca se disculparon, nunca (ni creo que lo hagan); yo no siento ni una pizca de agradecimiento por mucho que sea una frase de consuelo.
Puedo haberme hecho más fuerte tras batallar en el infierno, pero por dentro no hizo más que debilitarme. No es una experiencia recomendable, no es algo que tengas que pasar sí o sí (como una sarampión). Es algo evitable. Nuestro deber como sociedad es corregir cualquier acoso, falta de respeto y/o violencia que se precie. ¡Y más en niños! La falta de corrección y educación de un joven acosador sólo puede ir a peor.
Hoy en día parece que hay más alerta respecto a mi época, pero también hay un enemigo mayor: el ciberbullying. Y éste último no sólo se queda en las aulas, en "cosas de críos". Honestamente, no hay color entre el bullying de antes y el de ahora, porque el de antes nunca traspasaba las paredes de mi casa. Ahora, hoy, en este momento, alguien está siendo acosado a través de las redes. El infierno se expande y no te deja ni respirar, no te concede ni un descanso. Esto es lo suficientemente serio como para que reflexionemos sobre ello, reflexionar cómo y por qué internet es cada vez más un vertedero.
Leyendo el cómic "Domando gatos" de Sarah Andersen me encontré con estos fragmentos sobre la percepción de la autora con internet: antes y ahora. Desde entonces he pensado mucho en ello (qué razón tienes, Sarah). Y es que para mí internet fue un refugio. ¿Mis primeros amigos? Surgieron de aquí, de la época MSN y las webs para "otacos" como yo tipo Groups MSN. No es algo que me avergüence, muchos de estos amigos siguen estando en mi día a día. Son un tesoro.
En cambio, ahora, internet (redes sociales) parece más un campo de minas.
A veces pienso que es porque ya no tengo edad para hacer amigos nuevos (?), que es algo complejo y que es inevitable que las cosas se tuerzan. Pero luego pongo perspectiva y... tantos años en internet, tantos años conociendo gente a través de la red... ¿y me encuentro todo el circo de los horrores ahora? ¿¡Con 26 añazos!? ¿Qué está pasando? ¿Por qué el ciberbullying está a la orden del día?
Supongo que los bullies de aquel entonces han crecido (selección natural, me has fallado) y tienen acceso a internet de la misma manera que lo tengo yo. Supongo que la necesidad de usar a otro cual saco de boxeo es algo que aún no ha pasado de moda (por desgracia). El anonimato es su mayor escudo, pues incluso a "cara descubierta" no son más que un perfil. Un user. Un ser intangible al que no le puedes cruzar la cara a mano abierta para reprenderle por sus fechorías.
Y la historia se repite: si les ignoras, puede que se cansen o puede que no. Si les respondes, parece que les das alas. En cualquier caso el daño está hecho. Y el daño te lo han hecho en tu puñetera casa.
En los últimos años me he encontrado con más de un esperpento por aquí (también muchas cosas buenas, ya lo sabéis). Me he enfadado mucho conmigo misma por permitir que me afectasen anónimos, difamaciones, risas jocosas, indirectas ("no va por ti", cómeme un pie), hipocresías, puñaladas por la espalda y demás quebraderos de cabeza. He tardado en colocar un muro entre la pantalla y mi vida para que la mierda no salpique, pero no es el muro más estable del mundo. Difícilmente llegará a ser plenamente infranqueable algún día. No hay ningún consejo, ningún apoyo ni ningún consuelo que puedan darte cuando el acoso (gratuito, basto y sin remordimientos, aquel que se hace con la plena consciencia de que nunca tendrá consecuencias) llama a la puerta de tu casa. Sabes que va por épocas y que, quieras o no, estará ahí. El hater, el troll. El que se aburre, el que quiere ver el mundo arder. O el que está absolutamente obsesionado contigo y no piensa parar hasta haberte hundido.
¿Qué conclusión puedo hacer para cerrar esta entrada? En el fondo no se me ocurre ninguna. Me nace autocompadecerme, pero no quiero hacer eso.
Una de las maneras que encontré para sobrellevar estas situaciones es ser consciente de que no existe la justicia como tal. Que el pensamiento de que deben ser justos, educados y respetuosos conmigo porque yo lo soy con los demás es un pensamiento irracional. Un pensamiento que te cava tu propia tumba. ¿Entonces tengo que dejar de ser respetuoso? No, jamás. Sólo con la paciencia, con el ejemplo, con el bochorno que les sobrecoja al darse cuenta de lo imbéciles que son (que espero, de verdad, que a cada cerdo le llegue su San Martín), podremos ir apaciguando las llamas. No hay otro camino: educación. Buena educación. Y toneladas de paciencia.
Una de las maneras que encontré para sobrellevar estas situaciones es ser consciente de que no existe la justicia como tal. Que el pensamiento de que deben ser justos, educados y respetuosos conmigo porque yo lo soy con los demás es un pensamiento irracional. Un pensamiento que te cava tu propia tumba. ¿Entonces tengo que dejar de ser respetuoso? No, jamás. Sólo con la paciencia, con el ejemplo, con el bochorno que les sobrecoja al darse cuenta de lo imbéciles que son (que espero, de verdad, que a cada cerdo le llegue su San Martín), podremos ir apaciguando las llamas. No hay otro camino: educación. Buena educación. Y toneladas de paciencia.
No hagas a los demás aquello que no deseas para ti. Nunca, bajo ningún concepto. Tened empatía. Las faltas de respeto nunca serán tolerables, nunca estarán justificadas. Sed cautos, precavidos, y escuchad más a vuestro instinto.
Y sé que es difícil, lo más difícil de mundo, pero que nunca nadie os mengue o arrebate vuestra autoestima. No importa el por qué, la raíz del acoso (me interesa entre cero y nada comprender a un acosador): nunca nadie llegará al nivel de "merecerse" un infierno en vida. No os justifiquéis si hacéis daño a conciencia: sois repugnantes y en el fondo lo sabéis. El ciberbullying está en su apogeo porque ha dado cobijo a los cobardes. Qué lastimita de cobardes. Los bullies suelen ser los populares, pero una mentira repetida mil veces no se convierte en verdad. Que el acoso sea consentido por muchas personas no hace que deje de ser acoso.
Pero ah, sí. Unas disculpas siempre serán bienvenidas. Se cerrarían muchos heridas con un poco más de autocrítica. Nunca es tarde si la disculpa es buena. Nunca es tarde para aprender, corregir y sanar.
Ojalá algún día esta entrada quede desfasada. Ojalá suene a arcaico. El bullying no puede ser algo normalizado, no podemos aceptar que "siempre ha habido y habrá". Me niego.
Pero ah, sí. Unas disculpas siempre serán bienvenidas. Se cerrarían muchos heridas con un poco más de autocrítica. Nunca es tarde si la disculpa es buena. Nunca es tarde para aprender, corregir y sanar.
Ojalá algún día esta entrada quede desfasada. Ojalá suene a arcaico. El bullying no puede ser algo normalizado, no podemos aceptar que "siempre ha habido y habrá". Me niego.
Qué bien has explicado todo Noe, de verdad.
ResponderEliminarTienes toda la razón, internet nos ha dado muchas cosas buenas pero un gritón de cosas malas, y una de ellas es esta, permitir a la gente hacernos daño estando en el sitio que estemos. Ya no nos salva ni la distancia.
Nunca he llegado a tal extremo de bullying pero sí he sufrido insultos y comentarios jocosos a costa de mi aspecto durante algunos años de instituto y no quiero ni pensar cómo lo habéis pasado la gente que lo habéis sufrido en mayor intensidad.
Gracias por estas palabras y gracias por ser tan maravillosa, la gente que te ha tratado mal en la vida no se merecen nada bueno, un mundo sin croquetas por ejemplo.
Te quiero un montón ♥
Jajaja ay, bonita que eres. Gracias por pasarte por aquí, por mimarme y por tenerme tan en cuenta siempre (pese al adulting, a la distancia y a la falta de tiempo). Eres un claro ejemplo de que en internet no todo es malo. Ojalá escasez de croquetas para todo aquel que se lo merezca. ¡Un besote ENORME! MUÁ
EliminarHe ido leyendo y sin darme cuenta iba asintiendo con la cabeza. Yo también fui marcada como rara, como pobretona, como la sin amigos y a la que le escondían las cosas o empujaban por las escaleras. Mis padres lo ignoraron y obviamente en mi instituto (de monjas, concertado) pasaron completamente y me dijeron "que no me adaptaba" y durante 2 años dejé de ir a clase y no salía de mi habitación excepto de noche o los fines de semana. Nada esto te hace fuerte, nada de esto te ayuda a lidiar con la vida. Te hace receloso, te crea un monstruos que aparecen cada vez que entras en una situación nueva (trabajo, entorno...).
ResponderEliminarY ahora el bulling traspasa fronteras y no puedes estar tranquilo ni en tu casa, ni en tu espacio personal como podrían ser las RRSS. Porque esta gente se las sabe todas para llegar a tu vida personal o para burlarse de ti en sus redes. Y es lamentable como solo culpan a Internet por permitirlo pero no a las personas... "Son cosas de críos, algo habrá hecho, será más fuerte".
Qué triste que no hayamos avanzado nada en este sentido. Y qué sigamos sin poder tener palabras adecuadas para esta gente, porque sabemos que el "todo pasa" o "ignóralos" no sirve de mucho.
Eres una valiente por hacer una entrada de un tema tan espinoso y compartir tu historia ❤️
En mi caso también fue un colegio de monjas concertado (y yo, la más atea del mundo... como en un pulpo en un garaje). ¡Cómo te entiendo! Y sí, siempre culpan a los medios pero nunca a la persona. Siempre justificando al agresor y culpabilizando a la víctima. ¡Es un sin sentido! Siento mucho que hayas tenido que pasar por algo similar y que compartamos las secuelas de aquello (la inseguridad, los miedos ante lo desconocido...). Te envío un fuertísimo abrazo, ¡gracias por escribirme! ¡Un besote!
EliminarHola Noe,
ResponderEliminarhace mucho que no te comento (me faltan horas en el día) pero te leo, siempre. Esta entrada me ha removido tantas cosas, cada frase que leía se me erizaba el vello.
Hacía ya tiempo que no pensaba en ello, me obligo a mí misma a superar esa etapa pero es que ha llegado un punto que me resulta imposible, simplemente aprendes a vivir con ello, y como bien dices, las frases de consuelo sobran, es algo que nadie debería vivir. En mi caso tuve la suerte de que mi familia dio la cara por mí (mi acoso fue por parte del alumnado y del profesorado, más por este último), por lo que te podrás imaginar el combo. La cosa se suavizó pero contaba los días para acabar el instituto y llegar a la universidad para no volver a verlos nunca más. Y como tú, decidí no irme, estuve a punto, pero me "consolaba" el hecho de que mi simple presencia les hacía rabiar, así que aguanté.
Creo que el hecho de haberme mudado a Madrid es en parte a aquello que pasó. Cada vez que vuelvo a mi ciudad de origen se me revuelve todo cuando salgo a la calle, me da miedo cruzarme con alguno de ellos. Pero a fin de cuentas, a día de hoy soy feliz, muy feliz, y aunque cambiaría aquella época de mi vida, si "gracias" a aquello he tomado las decisiones para llegar a donde estoy hoy, pues mira, eso que me he llevado, porque la vida que tengo ahora no la cambiaría por nada. Además tengo la suerte de trabajar en el ámbito educativo y con este tema, aunque mis habichuelitas son muy pequeñitas, soy implacable cuando veo indicios de acoso.
El cyberbulling no lo he experimentado, pero lo he visto (mismamente contigo, esa gente que hace comentarios que WTF!?) Pero tienes una vida maravillosa, un perrito amoroso, plantitas bonitas y el congelador repleto de croquetas, y a mí me alivia ver que en redes sociales hay gente tan maravillosa como tú.
Gracias por hablar de esto y compartir un poco más de ti.
Un abrazo :)
¡Hola Tania! Siento que esta entrada te haya removido las entrañas con malos recuerdos... me sabe fatal que hayas tenido que pasar por ello. Es una experiencia horrible que nadie debería vivir en sus propias carnes y, como decía, ojalá en un futuro sea algo NO normalizado y sin reincidencias. Mil gracias por tu labor como educadora, por implicarte en el tema. Los profesores tienen el poder de pararlo, de ayudar a la víctima y de hablar con los padres para que el acoso cese. Muchas muchísimas gracias por leerme siempre y por escribirme con tanto amor, ¡eres un tesoro! ¡Te mando un fuerte achuchón!
EliminarMe da mucho enojo y tristeza leer ésta clase de experiencias. Yo también era medio friki y muy muuuuy callada pero creo que jamás me llegaron a molestar por eso y si lo hicieron quizá no fue de importancia y con el tiempo lo olvidé. Supongo que tuve la suerte de asistir a clase con estudiantes medianamente decentes y profesores que sí reprendían esa clase de comportamientos. Incluso me daba bastante igual cuándo un compañero intentaba molestarme porque los conocía tan poco que no los consideraba importantes.
ResponderEliminarEso si, tengo muy grabado en la memoria una vez en primaria que un bravucón estaba burlándose de un primito y me molesté tanto que lo enfrenté y nos agarramos a golpes.
De la gente que hace ciberbullying ni siquiera me gusta hablar, son una escoria de la humanidad que se siente chistosa escupiendo estupideces detrás de una pantalla sabiendo que otras escorias iguales a ellos les seguirán la corriente.
Me sorprende que en pleno 2019 esa clase de comportamientos sigan tomándose tan a la ligera. Me queda claro que el día en que tenga hijos los enseñaré a ser respetuosos ante todo.
Te mando un abrazo, gracias por compartir tu experiencia :)
Muchas gracias por pasarte a escribirme por aquí. Yo también espero que, de tener hijos, éstos se encuentren en un entorno sano y cómodo donde no se dé lugar el acoso hacia nadie. Es una cosa que temo muchísimo: que un hijo mío pase por esto. Perdería la cabeza, me volvería loca por las ansias de justicia (y además sé que es difícil hablar y contar abiertamente si te están acosando porque te sientes vulnerable y humillado...). Ojalá vayamos evolucionando hacia una sociedad más cívica y educada, ¡empezando por internet! ¡Un fuerte abrazo!
EliminarHola bonita!
ResponderEliminarLeer tu post a sido volver a la más “tierna” adolescencia, nunca llegaron a ponerse físicos conmigo, pero de los insultos, risitas a las espaldas y papelitos y gomitas en el pelo no me libraba oye… llegué al punto en el que empecé a faltar sistemáticamente, me hicieron odiar tanto entrar en esas cuatro paredes que dejé el instituto al cumplir los 16, les deje ganar a ellos. No diría que me arrepiento, volví a empezar de 0 y me fue muy bien, pero no tengo nada que agradecerle a esa gentuza la verdad, y como bien dices gracias de qué?...
Por suerte me he librado de la parte moderna del asunto, y nunca llegó a internet, mi bendito internet dónde me refugiaba al llegar a casa, foros, msn con buena gente, anime en youtube…
Muchas gracias por escribir sobre ello, y ojala algún día nadie sepa lo que es…
Un abrazo muy grande!!
¡Hola amor! Qué mal me sabe que hayamos pasado por algo tan similar (yo a los 16 también me cambié de instituto, pero porque además quería hacer bachiller artístico y ahí no hacían). También faltaba muchísimo a clase, MUCHÍSIMO, y hacían comentarios jocosos por ello. Y yo pensaba... ¿no te das cuenta de que falto para no verte la cara? La última semana de instituto mi madre hizo una nota diciendo que es que nos íbamos de viaje familiar por X y me pasé los últimos días en casa. Ni quise salir en la foto de clase, también falté jajaja y hastaluegoMariCarmen. Lástima que mi refugio, mi internet, se haya vuelto tan ponzoñoso con los años... Ojalá vuelva el buen ambiente y ojalá se erradique cualquier falta de respeto gratuita, desafortunada y fuera de lugar. ¡Abrazote!
EliminarJo, que entrada más realista.
ResponderEliminarCreo que, como todos los "bichos raros" yo también era la rara de la clase, no solía sufrir bullying profundo,pero hubo un año en el que no me libré. Y no, no lo agradezco, como bien dices, porque creces teniendo mucho odio, rencor y desconfianza acumuladas.
Lo peor de todo no ha sido sufrir bullying, sino una situación de acoso, la cual me ha hecho privatizar absolutamente todas mis RRSS y hablar desde el anonimato (haciendo blog e instagram con nombre falso, sin fotos mías). Odio esta parte de las redes sociales, el hecho de que lo más mínimo que puedas compartir sea usado en tu contra, cuando no debería ser así, cuando deberías poder exponerte sin problemas y con total libertad. No me quiero imaginar como deben vivir los adolescentes sometidos a bullying actualmente...
Podríamos decir que es cuestión de educación, pero yo pienso que hay personas que llevan el mal en el cuerpo, directamente, porque aunque saben que existe y hacen mal: lo siguen haciendo. Y ya no digo por mí, hablo por casos conocidos en los que sólo de pensarlos se me ponen los pelos de punta. De hecho, un porcentaje de personas que conozco que acosaron/acosan estudian o estudiaron para educación o incluso psicología. Sinceramente, por experiencia, la única manera que hay de "frenarlos" es plantando cara, no siempre sale pero cuando sale y tienes respaldo es maravilloso.
Muchas gracias por compartir tu experiencia :)
Sí, sin duda la falta de empatía en algunos casos es... innata. Y eso es difícil de cambiar y corregir. Me sabe fatal que tu experiencia en internet haya sido tan mala hasta el punto de privatizar y "esconderte", que es una elección tan buena como cualquier otra, pero está claro que te hace sentir incómoda e insegura. Qué mal. Y qué mal crecer con miedos, desconfianzas y recelos, con todas las secuelas que te puedan llegar a dejar una experiencia así. Ojalá un futuro con menos acoso y más AYUDA para estos casos, que los que giran la cara hacia otro lado... acaban siendo cómplices. ¡Gracias por escribirme! ¡Un abrazo!
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